Por Fernando Del
Corro 23/5/2021
Hace medio siglo
Swift respondió con despidos a una norma cárnica y le secuestraron su gerente
Todo comenzó en
junio de 1970 cuando el recién asumido presidente de facto Roberto Marcelo
Levingston (1920-2015) habló de su proyecto de lanzar un nuevo plan quinquenal
de carácter nacional-desarrollista con apoyo popular. Para ello buscaba un
apoyo pluripartidista mientras perdía el del poder económico y el de sus
propios colegas militares que lo habían entronizado. Haber dicho que iba a
restructurar la Junta Nacional de Granos y las industrias frigorífica y
petrolera fue algo decisivo para que pronto fuese destituido y reemplazado por
el también general Alejandro Agustín Lanusse.
Dentro de ese
marco, en septiembre de ese mismo 1970, Levingston lanzó un plan para regular
el precio de la carne, algo que actualmente impulsa el gobierno constitucional
del presidente Alberto Ángel Fernández. Poco antes el frigorífico Swift había
puesto en marcha un plan de suspensiones de su personal que llegaba a los 4.400
trabajadores. Posteriormente cesó temporalmente su producción lo que golpeó
severamente a las poblaciones de Villa Gobernador Gálvez y del sur de Rosario.
Frente a ello el 8 de noviembre el juez Salvador María Lozada decretó la
quiebra de la empresa y designó al Estado Nacional como liquidador de la misma.
SYLVESTER EN LA
CÁRCEL DEL PUEBLO Y LUEGO YA CON SU FAMILIA.
Swift seguía con su
política de suspensiones y despidos a la que agregaba deudas salariales. Su
gerente era Stanley Sylvester quién, a su vez, se desempeñaba como cónsul en
Rosario del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Si bien el
frigorífico había sido creado en 1907 mediante una inversión realizada por una
firma surafricana respondía a los grandes matarifes de Chicago pero tenía un importante
acuerdo con las tradicionales firmas británicas del sector ya que también su
negocio principal era el de las exportaciones al RU. Su instalación en Villa
Gobernador Gálvez se produjo en 1917 y su primera exportación fue realizada en
1924. Desde entonces su presencia fue clave en la Provincia de Santa Fe y en
todo el país.
Así fue como que el 23 de mayo de 1971, hace hoy medio siglo, un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo, el ERP, brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores, el PRT, secuestró a Sylvester cuan do éste había salido de su casa, en el barrio rosarino de Fisherton, a realizar unas compras. El hecho impactó no sólo en esa ciudad, la tercera más poblada del país, sino también en toda la Argentina, sobre todo por las características del pedido de rescate. El ERP no reclamó dinero para sí sino la reincorporación de los trabajadores despedidos por el frigorífico, el pago de los salarios atrasados y una indemnización a esos mismos trabajadores basada en la entrega de alimentos, frazadas y útiles escolares.
“El objetivo no era
sacar plata. Lo que queríamos era difundir las reivindicaciones populares y que
la prensa imprimiera nuestros comunicados. Fue una acción de propaganda
armada”, dijo uno
de los responsables locales del PRT, Jorge Luis Marcos, quién quedó al frente
del ERP, también zonal, en declaraciones formuladas cuarenta años después del
secuestro al tradicional diario rosarino “La Capital”. Si bien no hay cifras
precisas se estima que por entonces el PRT tenía en Rosario cerca de
trescientos militantes.
LANUSSE EN
FUNCIONES.
Entre los
cesanteados por la empresa, precisamente por su militancia sindical, se
encontraba uno de esos militantes, Telésforo Gómez, quién mereció de Marcos el
siguiente comentario en dicha entrevista: “Teníamos mucho trabajo en la zona
del Swift. Un gran compañero, Telésforo Gómez, trabajaba en el frigorífico y
cuando lo echaron por activar se volcó sobre el barrio. Era un obrero muy
enérgico y sacrificado; nosotros lo mandamos a Cuba para que tuviera
entrenamiento”.
Cuando en septiembre de 1970 el frigorífico inició su plan de respuesta a los controles del precio de la carne dispuestos por Levingston los afectados fueron sus 4.400 obreros y los comercializadores y consumidores de sus carnes, algo que recién comenzó lentamente a revertirse en febrero de 1971. Pero para entonces en el PRT ya estaba dando una respuesta a las medidas como que el 20 de enero de 1971 un comando del ERP se apropió de un camión de Swift cargado de menudencias las que fueron repartidas en el Bajo Saladillo. Luego se produjeron más hechos similares lo que generó una participación popular al punto de que los vecinos villeros distribuían la revista “Estrella Roja”.
Si bien la
operación fue debatida por la conducción del PRT-ERP con la participación del
líder máximo, Mario Roberto Santucho; Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, Domingo
Menna, Luis Enrique Pujals y el mismo Jorge Luis Marcos, la concreción del
mismo se produjo de una manera sorpresiva. Así la relató Marcos: “En uno de
los chequeos, el Tordo y Molina ven que Sylvester sale de su casa a la
panadería del barrio. Ya teníamos todo preparado, pero no era el día previsto.
El hecho concreto fue que detuvieron a Sylvester, lo subieron a un auto y se lo
llevaron a la casa”.
UN RASTRILLAJE.
Según su relato, el
plan se generó dentro del equipo de militantes del PRT existente en Swift.
Entre ellos Osvaldo Debenedetti, el Tordo, quién lo comandaba; el referido
Telésforo Gómez; Ricardo Arias; Rita Montenegro, “una compañera de San
Lorenzo que llegó a ser capitán del ERP”; y Martha Antonia Martínez Molina.
Al ponerse en marcha el operativo se sumó a ellos el comité militar encabezado
por Jorge Carlos Molina. “El secuestro se preparó en la casa donde vivían Jorge
Molina y su compañera, Nilda Míguez, la Negrita. Era una casa con garaje que
habíamos alquilado sobre la calle Lamadrid al fondo. La habíamos elegido porque
era una calle de tierra, donde terminaba el terraplén y rompía la vía del
ferrocarril”, agregó el entrevistado quién puntualizó que “La casa tenía un
galpón chico. Ahí se cavó un pozo, se hizo un cubículo que tenía una tapa. No
parecía muy seguro, pero la idea era tenerlo unos días. La elección de
Sylvester fue por el tema del frigorífico, no porque se tratara del cónsul
inglés”.
El secuestro del
gerente de 58 años que llevaba doce al frente de Swift generó una repercusión
nacional. La Gendarmería Nacional y quinientos agentes de la Policía Federal al
mando del comandante Agustín Feced y el inspector general Alberto Villar,
respectivamente, desarrollaron una frenética búsqueda. Se rastrillaron los
barrios de Roque Sáenz Peña, Saladillo y Stella Maris. Incluso se rastrillaron
las viviendas de la vereda de enfrente a donde estaba Sylvester quién mantuvo
la calma y dijo a sus carceleros “No va a pasar nada”.
SANTUCHO.
Durante los nueve
días que duró el secuestro el ERP dio a conocer siete comunicados. En el del 27
de mayo dio a conocer sus exigencias para liberar a Sylvester. La empresa debía
reincorporar a los ochocientos trabajadores cesantes, pagarles los salarios por
el período desde entonces transcurrido, establecer un tope para la actividad
productiva, poner fin a los malos tratos por parte de los jefes y distribuir
veinticinco millones de pesos entre obreros, villas y escuelas a través de los
referidos alimentos, frazadas y útiles escolares.
El hecho dio lugar a un cortometraje del cineasta Raymundo Gleyzer, desaparecido en 1976. En cuanto al momento del cumplimiento de los reclamos por parte de la empresa está la grabación del periodista Carlos Fechembach quién dijera: “Faltan instantes para las 15 horas. Hoy es viernes 28 de marzo de 1971. Estamos en uno de los patios frente a la planta del frigorífico Swift”. Luego ingresó a la planta y abrió uno de los bolsos a distribuir pasando a relatar su contenido. “He aquí uno de los bolsos con previsiones que va a ser entregado al personal: un kilo de arroz, una botella de aceite, leche entera en polvo y azúcar. Aparte le van a entregar dos frazadas a cada uno; 3.600 personas van a recibir en este momento cada bolso”, relató. Los medios hicieron notar la satisfacción de los que recibieron esos bienes. Sylvester fue liberado el 30 de mayo. Por su parte casi todos los partícipes de esa operación fueron muertos por la policía o desaparecidos durante la dictadura cívico-militar del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”.
La operación fue
tan impactante que pasó a ser motivo de enseñanza en las escuelas de formación
de cuadros de Cuba mientras el Departamento de Comercio de los Estados Unidos
de América preparó un informe reservado en el que se manifiesta que “El ERP
cultivó una imagen de Robin Hood robando sin derramamiento de sangre a empresas
ricas y dándole a los argentinos necesitados”.
Fernando del Corro.
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