En el Día del Aborigen bien vale recordar a uno que hizo historia, el Inca Túpac Amaru.
¿Quién era
Túpac Amaru? Un indio, un morocho, un nativo, un hombre originario, si bien
corría por sus venas la sangre imperial de los Incas, de los hijos del sol, el
conquistador español ya se la había ido diluyendo a lo largo de generaciones y
por obra y gracia de la Cruz que acompañó la Espada de la conquista lo
bautizaron José Gabriel Condorcanqui. Había nacido en Surimana en 1738. Ya
habían pasado 205 años desde que Pizzarro hizo asesinar a Athaualpa el 25 de
julio de 1533.
Fue por
herencia a ser cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca, y el rey de España
le concedió el título de marqués de Oropesa. Esto no lo convirtió en un cipayo
pues estaba orgulloso de su sangre india. En 1780 se produjo una rebelión entre
los nativos – anteriormente se había producido otras - contra los abusos de los
corregidores y contra los tributos, el reparto de mercaderías y las
prestaciones obligatorias de trabajo que imponían los españoles por medio de lo
que llamaban mitas y los obrajes. Hombres mujeres y niños desde los 6 años
debían trabajar hasta 12 horas por día en plantaciones y minas, a veces a
largas distancias de sus pueblos y recibían
castigos físicos. Los niños
pequeños eran los preferidos para trabajar en las minas pues se los hacía
penetrar por conductos estrechos y a veces transcurrían semanas en las
profundidades para acostumbrarlos a la oscuridad. Los que sobrevivían y tenían
la oportunidad de salir quedaban ciegos frente a la luminosidad solar.
Debido a la
penuria en que se hallaban las arcas públicas a causa de los conflictos
internacionales, la corona española impuso una carga fiscal excesiva en sus
dominios americanos y por supuesto los que pagaron fueron los pueblos
originarios. Ya habían perdido sus derechos sobre la tierra, les habían
descarnado la identidad imponiéndoles una cultura extraña, fueron destruidas
las "bibliotecas" incas de quipus por los inquisidores combatientes
de herejías, prohibiendo la enseñanza de los quipucamayoc o conocedores del
arte de leerlos, y el saqueo que sufrido el Cusco de los objetos de arte que
aún hoy algunos museos de Europa exhiben como maravillas del expolio.
Por supuesto
que a los hombres hay que juzgarlos de acuerdo a sus épocas y los europeos en
esos años no tenían ni una minúscula idea de lo que hoy consideramos Derechos
Humanos - aunque aún a algunos los fastidie un tanto y otros los disimulan o
los consideran un ‘curro’ – ni el tan ignorado ‘ amor al prójimo’ que su
religión postulaba.
SUBVERSIÓN
Ante estos
intolerables abusos José Gabriel Túpac Amaru no fue ciego ni sordo. Primero
pacíficamente intentó entrar en razones con las autoridades de Lima en 1776,
pidiendo que se exonerara a sus hermanos de los servicios de mita y de la
abusiva explotación que padecían en los obrajes. Pero fue en vano y se
produjeron numerosos alzamientos, de intensidad creciente en todo el Perú y en
el territorio de la Audiencia de Charcas. El descontento popular de indios y
mestizos se transformó en una sublevación general que sacudió los cimientos del
orden colonial. Túpac Amaru se transformó en un subversivo en lucha directa
contra el imperialismo español del blanco, del europeo, se puso al frente de la
rebelión, se constituyó en líder social “La independencia propuesta por Túpac
no era sólo un cambio político, implicaba modificar el esquema social vigente
en la América española.” […] “Por donde pasaba el ejército libertador se
acababa la esclavitud, la mita y la explotación de los seres humanos.”
El 18 de
noviembre de 1780 se produjo la batalla de Sangarará donde los realistas fueron
derrotados. Túpac Amaru propuso "Vivamos como hermanos y congregados en
solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles;
criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en
estas tierras y de un mismo origen". Pero la soberbia del conquistador,
del blanco del que se había hecho con el poder, no lo escuchó.
Entre el 5 y
el 6 de abril de 1781, se libró una desigual batalla entre los dos ejércitos y
Túpac Amaru fue hecho cautivo. La mayor parte de sus guerreros sobrevivientes a
la batalla fueron pasados a cuchillo en el lugar.
Túpac fue
sometido a horribles torturas para que delate a sus camaradas durante varios
días. Se le ataron las muñecas a los pies. En la atadura que cruzaba los
ligamentos de manos y pies fue colgada una barra de hierro de 100 libras e
izado su cuerpo a 2 metros del suelo causándole el dislocamiento de uno de sus
brazos. Túpac no delató a nadie. El 17 de mayo de 1781 Túpac Amaru fue
condenado a muerte. El visitador general, José Antonio Areche, quien condujo la
contrarrevolución hizo que la condena alcanzara a toda la familia Condorcanqui
hasta el cuarto grado de parentesco.
TRANSCRIPCIÓN
DEL SUPLICIO
“El viernes
18 de mayo de 1781, después de haber cercado la plaza con las milicias de esta
ciudad del Cuzco... salieron de la Compañía nueve sujetos que fueron: José
Verdejo, Andrés Castelo,
un zambo, Antonio Oblitas (el que ahorcó al general
Arriaga), Antonio Bastidas, Francisco Túpac Amaru; Tomasa Condemaita, cacica de
Arcos; Hipólito Túpac Amaru, hijo del traidor; Micaela Bastidas, su mujer, y el
insurgente, José Gabriel. Todos salieron a un tiempo, uno tras otro. Venían con
grillos y esposas, metidos en unos zurrones, de estos en que se trae la yerba
del Paraguay, y arrastrados a la cola de un caballo aparejado. Acompañados de
los sacerdotes que los auxiliaban, y custodiados de la correspondiente guardia,
llegaron al pie de la horca, y se les dieron por medio de dos verdugos, las
siguientes muertes: A Verdejo, Castelo, al zambo y a Bastidas se les ahorcó
llanamente. A Francisco Túpac Amaru, tío del insurgente, y a su hijo Hipólito,
se les cortó la lengua antes de arrojarlos de la escalera de la horca. A la
india Condemaita se le dio garrote en un tabladillo con un torno de fierro...
habiendo el indio y su mujer visto con sus ojos ejecutar estos suplicios hasta
en su hijo Hipólito, que fue el último que subió a la horca. Luego subió la
india Micaela al tablado, donde asimismo en presencia del marido se le cortó la
lengua y se le dio garrote, en que padeció infinito, porque, teniendo el
pescuezo muy delgado, no podía el torno ahogarla, y fue menester que los
verdugos, echándole lazos al cuello, tirando de una a otra parte, y dándole
patadas en el estómago y pechos, la acabasen de matar. Cerró la función el
rebelde José Gabriel, a quien se le sacó a media plaza: allí le cortó la lengua
el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo. Le
ataron las manos y pies a cuatro lazos, y asidos éstos a las cinchas de cuatro
caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que
jamás se ha visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy
fuertes, o porque el indio en realidad fuese de hierro, no pudieron
absolutamente dividirlo después que por un largo rato lo estuvieron tironeando,
de modo que lo tenían en el aire en un estado que parecía una araña. Tanto que
el Visitador, para que no padeciese más aquel infeliz, despachó de la Compañía
una orden mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Después se
condujo el cuerpo debajo de la horca, donde se le sacaron los brazos y pies.
Esto mismo se ejecutó con las mujeres, y a los demás les sacaron las cabezas
para dirigirlas a diversos pueblos. Los cuerpos del indio y su mujer se
llevaron a Picchu, donde estaba formada una hoguera, en la que fueron arrojados
y reducidos a cenizas que se arrojaron al aire y al riachuelo que allí corre.
De este modo acabaron con José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas, cuya soberbia
y arrogancia llegó a tanto que se nominaron reyes del Perú, Quito, Tucumán y
otras partes...”
DESCENLACE
No hay
desenlace porque aún se sigue explotando a estos pueblos, se les arrebatan sus
tierras y los ‘blancos’ de hoy se escandalizan cuando alguno obtiene una
prebenda – mientras que ellos ostentan miles – y se les inventa causas
judiciales. El poder (que sigue siendo el mismo de 1781, pero con cierto poder
de disimulo que imponen las buenas costumbres) acompañado por los medios
corporativos, los financistas del neoliberalismo y ciertas clases sociales
inseguras de su propio origen que lucen crucifijos en sus pechos se muestran
indignados ante cualquiera de estos “indios” que se transforman en líderes
sociales, en defensores de sus derechos y hasta tienen el tupé de llegar a
¡presidentes!
Muchas de
las grandes fortunas (y algunas medianas) de Argentina, Boliva, Perú, Ecuador,
de toda Latinoamérica se hizo con la sangre de los indios, mestizos, “negros de
mierda” en una sucesiva lucha de clases. Lamentablemente no habrá paz
verdadera, sana convivencia, hasta que cambie la conciencia humana.
La casa de José
Gabriel Condorcanqui Noguera, Túpac Amaru II fue declarado Patrimonio Cultural
de la Nación por el Ministerio de Cultura del Perú. El predio que representa un
importante valor para la memoria colectiva a nivel nacional, se ubica en el
centro poblado de Surimana, distrito de Túpac Amaru, provincia de Canas (región
Cusco).
Crónica de Chalo Agnelli
FUENTES
Lewin,
Lewin. “Rebelión de Túpac Amaru y los Orígenes de la Independencia
Hispanoaméricana”. Sociedad Editora Latino Americana - 2004
Lopez,
Horacio Alberto. “Tupac Amaru, El Hombre Del Llautu Rojo” Editorial
Dialéctica,1992
Los Hombres
– “Tupac Amaru”. Ed.: Ceal Año: 1° Edición 1978
Vega, Juan
José. Edición de autor. 1969
1.- Pigna,
Felipe “Túpac Amaru” http://www.elhistoriador.com.ar/