Uno le ha pegado mil vueltos al asunto y ha tratado de encontrar el modo de guardar esa elemental distancia que separo al análisis periodístico de la bronca más primaria. Y uno ha resuelto que esta vez no podrá ser. Porque podría pero, no quiere ni cree que deba. Hay un límite, que separa a las formas profesionales del mandato de las tripas. Y prefiere que algunas de los primeras se vean afectadas, si es que al cabo las segundas se sentirán más en su lugar. Menos retorcidas.
Uno va a
violar, entonces, ciertos códigos de este oficio, escritos y no, como el no
hablar en primera persona o el no referirse a colegas y autoridades en términos
hirientes y hasta insultantes. Pero es que han declarado la guerra de manera
oficial y ni uno ni nadie enfrento al enemigo con fuegos artificiales. Así que,
sencillamente y en orden aleatorio:
Me dan
asco los operadores de prensa, pero sobre todo los tilingos, las tilingas y las
conciencias lobotomizadas que en medio de la sangre de un sistema atroz se
pusieron a sacar las cuentas de la interna piquetera.
Me don
asco los que tuvieron que esperar las fotos para decir que fue la Policía.
Me dan
asco los que no entienden que siempre es la Policía.
Me das
asco, Duhalde, vos y tu maldita mejor policía del mundo.
Me dan
asco los que le piden a los manifestantes que salgan a cara descubierta, como
si esto fuese la península escandinava y después no se usasen las
identificaciones para entrar en los barrios y las casas y callarlos a palos.
Me das
asco, Atanasof, vos y tu preparada de terreno de las últimas semanas paro
asociar las movilizaciones al caos y cubrirte de las consecuencias de salir a
matar.
Me da
asco esa buchonería periodística que denuncia los palos y las piedras de los
piqueteros, como si además de cagarse de hambre tuviesen que defenderse con una
imagen de la Virgen.
Me das
asco, Hadad.
Me da
asco que haya que decir otra vez que no hubo errores ni hubo excesos.
Me dan
asco los que se alarman por los locales comerciales hechos mierda, pero
sostuvieron con su voto, durante una década, la política que destruyó a las
pymes.
Me das
asco, Grondono. Me dan asco los pelotudos que quieren una policía
profesionalizada con sueldos de 400 mangos y después salen a pedir recortes en
el gasto público.
Pero me
dan más asco todavía los que suponen que en sistemas como éstos puede haber una
policía que no sea funcional al sistema.
Me dan
asco, mucho más asco que cualquier consiente hijo de puta, los imberbes que ni
siquiera son capaces de asociar la represión, y el operativo de prensa que la
preparó, con el operativo de reinstalar a Menem y a la dolarización como única
salida frente al caos.
Me das
asco, Ruckauf.
Me dan
asco esos canallas del periodismo que aún después de ver el retrato de dos
pendejos fusilados por la cana dicen muertos en vez de asesinados y disparate
en vez de emboscada.
Me das
asco, pequebú[1]
venido a menos, donde quiera que estés, arriba de un taxi, escuchando la 10,
asombrándote por la panza inflada de una nena tucumana, puteando porque están
las calles cortadas por una manifestación que te impide llegar adónde, infeliz,
a un trabajo que no tenés o a otro que vas a perder o a cualquiera donde te
deslomás catorce horas por una miga de pan, o para pagar impuestos que sirven
para pagarle al Fondo o para ahorrar unos papeles pintados que después te acorralan.
Me da
asco que, si vivís a mate cocido y sos morocho y con pasamontaña no haya el
derecho de reventar de furia en un puente o una ruta, pero si sos un ahorrista
en dólares sí lo tengas para incendiar el frente de los bancos.
Me das
asco, Daer. Vos también, Moyano.
Me da
asco que si sos de la Verón te espere la muerte, y si lo aplaudís a Nito Artaza
te espere una nota en la tele.
Reutemann,
por lo menos hubieras vuelto a entrar segundo atrás de algún comunicado de tu
partido condenando la masacre. Vos también me das asco.
¿Así que
la Bonaerense puede ocupar el Fiordo para secuestrar gente y la Federal se
puede meter en territorio bonaerense y los gases se pueden tirar estando cuerpo
a cuerpo con los manifestantes, pero el Gobierno no tuvo nada que ver? Dan asco.
Yo
también me doy un poco de asco. No soy capaz de recordar de memoria los nombres
de los Santillán y los Costeki asesinados en Tartagal, en Corrientes, en
Ushuaia. Es que son tantos, justamente, en medio de tanta cucaracha que sigue
hablando de las balas perdidas que les pegan siempre a los mismos.
Disculpe algún espíritu sensible o alguna buena conciencia ideológica que se hayan sentido ofendidos. Es decir, si portan esas características no tienen por qué ofenderse de nada. Y mis tripas, francamente, se sienten mucho mejor.
EDUARDO ALIVERTI
SÁBADO 29 DE JUNIO DE 2002
.
[1] “pequeño burgués”
No hay comentarios:
Publicar un comentario