EL BOMBARDEO DE PLAZA DE MAYO - 16 DE JUNIO DE 1955 – 67 AÑOS


Dr. Eduardo Luis Duhalde

(5/10/1939 - 3/4/2012)

Pocas veces en la historia mundial miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la connivencia de sectores políticos y eclesiásticos, descargaron sus bombas y ametrallaron a la población civil como forma de implantar el terror e intentar tomar el poder. En toda la historia argentina, a su vez, jamás una ciudad fue objeto de un bombardeo por parte de fuerzas extranjeras. Ese fue el bautismo de fuego de la Fuerza Área Argentina.

El 16 de junio de 1955, la Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, encabezó un ataque que tenía como objetivo principal asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a los miembros de su gabinete para consumar así un golpe de Estado. Sin embargo, la maniobra comprendía también la agresión contra civiles inermes que pudieran alzarse en defensa de un gobierno constitucional que contaba con un importante apoyo popular. El propósito de la conjura, tras asesinar al presidente de la Nación, era instaurar un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (dirigente de la UCR), Américo Ghioldi (dirigente del Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (del Partido Conservador).

Aviones que surcaron el cielo del centro de Buenos Aires lanzaron más de cien bombas con un total de entre 9 y 14 toneladas de explosivos. La mayoría de ellas cayeron sobre las plazas de Mayo y Colón y sobre la franja de terreno que va desde el Ministerio de Ejército (ubicado en el Edificio Libertador) y la Casa Rosada, en el sureste, hasta la Secretaría de Comunicaciones (situada en la sede del Correo Central) y el Ministerio de Marina, en el noroeste.

El ataque, ante la ausencia del Presidente y de sus ministros, constituyó desde el inicio una agresión destinada a sembrar el terror entre la población y así quebrar la adhesión popular al gobierno constitucional. Clara muestra de ello es que solo doce de las más de trescientas víctimas mortales se encontraban dentro de la Casa de Gobierno, en la que impactaron veintinueve bombas, de las cuales seis no estallaron.

El resto de las bombas y los proyectiles de grueso calibre disparados desde los aviones y también por los infantes de Marina que intentaron asaltar la Casa Rosada estuvieron dirigidos a una población que vio su cotidianeidad interrumpida por la primera incursión de la Aviación Naval aquel jueves frío y nublado de junio de 1955. El ataque aéreo se realizó en sucesivas oleadas entre las 12:40 y las 17:40. La Casa Rosada, la Plaza de Mayo y sus adyacencias (donde se registró el mayor número de víctimas), el Departamento Central de Policía y la residencia presidencial (ubicada donde hoy está la Biblioteca Nacional) fueron los principales objetivos. Además de los más de trescientos muertos, el ataque dejó como saldo más de mil doscientos heridos.

Tres centenares de civiles armados (llamados “comandos civiles”) intervinieron en acciones colaterales como la ocupación de Radio Mitre, a través de la cual se lanzó una proclama que dio a Perón por muerto.

El Bombardeo no sólo fue un antecedente directo del golpe de Estado de 1955, consumado en el día 16 de septiembre con activa participación del Ejército, hasta entonces leal a Perón. Además, inauguró un ciclo de autoritarismo, represión estatal y persecución política que tuvo su máxima expresión en la dictadura cívico-militar iniciada en marzo de 1976.

Los vasos comunicantes entre el ataque de junio de 1955 y la última dictadura se evidencian, también, en algunos de sus protagonistas: los tres ayudantes del ministro de Marina, contralmirante Olivieri, máxima autoridad militar de los conspiradores, eran los capitanes de fragata Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Oscar Montes. Massera fue miembro de la Junta Militar que asaltó el poder en marzo de 1976; Mayorga estuvo involucrado en la Masacre de Trelew, en la que se asesinó a sangre fría a diecinueve prisioneros en la Base Almirante Zar de esa ciudad el 22 de agosto de 1972); y Montes se desempeñó como Canciller y como titular de la Fuerza de Tareas 3 de la Armada, y en cuanto tal fue jefe de la ESMA, durante la última dictadura cívico-militar.

Muchos de los responsables del Bombardeo se refugiaron en Uruguay una vez fracasado el intento de golpe. Allí fueron recibidos en el aeropuerto de Carrasco por el capitán Carlos Guillermo Suárez Mason, prófugo de la Justicia argentina desde su participación en un levantamiento militar contra el presidente Perón en septiembre de 1951.

En tiempos de la última dictadura, Suárez Mason sería comandante del Primer Cuerpo de Ejército y, como tal, máximo responsable de la represión en esa jurisdicción militar. Luego, convertiría a YPF en la única petrolera del mundo con pérdidas sistemáticas. Además, varios de los pilotos y tripulantes de aviones que escaparon del país serían más tarde acusados por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar, poniendo de relieve los vínculos entre los golpistas y criminales de 1955 y los de 1976.

Durante décadas, el Bombardeo a Plaza de Mayo permaneció como un hecho olvidado de la historia argentina. Recién en 2005, por iniciativa del presidente Néstor Kirchner, la Secretaría de Derechos Humanos inició una investigación sobre el ataque del 16 de junio de 1955. Luego, en 2008, durante el mandato inicial de Cristina Fernández de Kirchner, se inauguró el primer monumento oficial en homenaje a las víctimas del Bombardeo, ubicado en las inmediaciones de la Plaza de Mayo. Un año después se sancionó la ley 26.564, que otorgó el derecho a percibir indemnizaciones a las víctimas del ataque. En el marco de estas políticas, al cumplirse el  quincuagésimo quinto aniversario del hecho el Archivo Nacional de la Memoria publicó una investigación histórica que reconstruyó lo ocurrido durante el Bombardeo y realizó entrevistas a sobrevivientes y otros protagonistas de la jornada de junio de 1955.
El investigador e historiador Roberto Baschetti compartió la tapa de Clarín del 16 de junio de 1955, sobre los bombardeos a Plaza de Mayo, que el diario oculta en su archivo gráfico digital. 

Coordinación de Investigaciones Históricas del Archivo Nacional de la Memoria. El texto tomó como base el prólogo del Dr. Eduardo Luis Duhalde, ex Secretario de Derechos Humanos de la Nación, a la primera edición de Bombardeo del 16 de junio de 1955, publicación del ANM (2010).

FRIGORÍFICO SWIFT EN VILLA GOBERNADOR GÁLVEZ POR FERNANDO DEL CORRO


Por Fernando Del Corro 23/5/2021

Hace medio siglo Swift respondió con despidos a una norma cárnica y le secuestraron su gerente

Todo comenzó en junio de 1970 cuando el recién asumido presidente de facto Roberto Marcelo Levingston (1920-2015) habló de su proyecto de lanzar un nuevo plan quinquenal de carácter nacional-desarrollista con apoyo popular. Para ello buscaba un apoyo pluripartidista mientras perdía el del poder económico y el de sus propios colegas militares que lo habían entronizado. Haber dicho que iba a restructurar la Junta Nacional de Granos y las industrias frigorífica y petrolera fue algo decisivo para que pronto fuese destituido y reemplazado por el también general Alejandro Agustín Lanusse.

LEVINSGTON ANUNCIANDO MEDIDAS.

Dentro de ese marco, en septiembre de ese mismo 1970, Levingston lanzó un plan para regular el precio de la carne, algo que actualmente impulsa el gobierno constitucional del presidente Alberto Ángel Fernández. Poco antes el frigorífico Swift había puesto en marcha un plan de suspensiones de su personal que llegaba a los 4.400 trabajadores. Posteriormente cesó temporalmente su producción lo que golpeó severamente a las poblaciones de Villa Gobernador Gálvez y del sur de Rosario. Frente a ello el 8 de noviembre el juez Salvador María Lozada decretó la quiebra de la empresa y designó al Estado Nacional como liquidador de la misma.

Sin embargo, las cosas no se resolvieron en tiempo y forma mientras Levingston sancionaba normas antisubversivas y se enfrentaba con Lanusse que el 2 de marzo de 1971 pasó a encabezar la Junta de Comandantes en Jefe y planteó la necesidad de establecer un Gran Acuerdo Nacional, luego conocido por la sigla GAN. Por su parte la Confederación General del Trabajo convocaba a paros que, incluso, recibían el apoyo de entidades patronales. La ciudad de Córdoba era el mayor centro de los conflictos en medio de los cuales debió renunciar el gobernador civil José Camilo Uriburu cuando llegó la etapa de la represión. Levingston intentó sacar del medio a Lanusse pero éste lo destituyó el 23 de marzo.

SYLVESTER EN LA CÁRCEL DEL PUEBLO Y LUEGO YA CON SU FAMILIA.

Swift seguía con su política de suspensiones y despidos a la que agregaba deudas salariales. Su gerente era Stanley Sylvester quién, a su vez, se desempeñaba como cónsul en Rosario del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Si bien el frigorífico había sido creado en 1907 mediante una inversión realizada por una firma surafricana respondía a los grandes matarifes de Chicago pero tenía un importante acuerdo con las tradicionales firmas británicas del sector ya que también su negocio principal era el de las exportaciones al RU. Su instalación en Villa Gobernador Gálvez se produjo en 1917 y su primera exportación fue realizada en 1924. Desde entonces su presencia fue clave en la Provincia de Santa Fe y en todo el país.


Así fue como que el 23 de mayo de 1971, hace hoy medio siglo, un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo, el ERP, brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores, el PRT, secuestró a Sylvester cuan do éste había salido de su casa, en el barrio rosarino de Fisherton, a realizar unas compras. El hecho impactó no sólo en esa ciudad, la tercera más poblada del país, sino también en toda la Argentina, sobre todo por las características del pedido de rescate. El ERP no reclamó dinero para sí sino la reincorporación de los trabajadores despedidos por el frigorífico, el pago de los salarios atrasados y una indemnización a esos mismos trabajadores basada en la entrega de alimentos, frazadas y útiles escolares.

“El objetivo no era sacar plata. Lo que queríamos era difundir las reivindicaciones populares y que la prensa imprimiera nuestros comunicados. Fue una acción de propaganda armada”, dijo uno de los responsables locales del PRT, Jorge Luis Marcos, quién quedó al frente del ERP, también zonal, en declaraciones formuladas cuarenta años después del secuestro al tradicional diario rosarino “La Capital”. Si bien no hay cifras precisas se estima que por entonces el PRT tenía en Rosario cerca de trescientos militantes.

LANUSSE EN FUNCIONES.

Entre los cesanteados por la empresa, precisamente por su militancia sindical, se encontraba uno de esos militantes, Telésforo Gómez, quién mereció de Marcos el siguiente comentario en dicha entrevista: “Teníamos mucho trabajo en la zona del Swift. Un gran compañero, Telésforo Gómez, trabajaba en el frigorífico y cuando lo echaron por activar se volcó sobre el barrio. Era un obrero muy enérgico y sacrificado; nosotros lo mandamos a Cuba para que tuviera entrenamiento”.


Cuando en septiembre de 1970 el frigorífico inició su plan de respuesta a los controles del precio de la carne dispuestos por Levingston los afectados fueron sus 4.400 obreros y los comercializadores y consumidores de sus carnes, algo que recién comenzó lentamente a revertirse en febrero de 1971. Pero para entonces en el PRT ya estaba dando una respuesta a las medidas como que el 20 de enero de 1971 un comando del ERP se apropió de un camión de Swift cargado de menudencias las que fueron repartidas en el Bajo Saladillo. Luego se produjeron más hechos similares lo que generó una participación popular al punto de que los vecinos villeros distribuían la revista “Estrella Roja”.

Si bien la operación fue debatida por la conducción del PRT-ERP con la participación del líder máximo, Mario Roberto Santucho; Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, Domingo Menna, Luis Enrique Pujals y el mismo Jorge Luis Marcos, la concreción del mismo se produjo de una manera sorpresiva. Así la relató Marcos: “En uno de los chequeos, el Tordo y Molina ven que Sylvester sale de su casa a la panadería del barrio. Ya teníamos todo preparado, pero no era el día previsto. El hecho concreto fue que detuvieron a Sylvester, lo subieron a un auto y se lo llevaron a la casa”.

UN RASTRILLAJE.

Según su relato, el plan se generó dentro del equipo de militantes del PRT existente en Swift. Entre ellos Osvaldo Debenedetti, el Tordo, quién lo comandaba; el referido Telésforo Gómez; Ricardo Arias; Rita Montenegro, “una compañera de San Lorenzo que llegó a ser capitán del ERP”; y Martha Antonia Martínez Molina. Al ponerse en marcha el operativo se sumó a ellos el comité militar encabezado por Jorge Carlos Molina. “El secuestro se preparó en la casa donde vivían Jorge Molina y su compañera, Nilda Míguez, la Negrita. Era una casa con garaje que habíamos alquilado sobre la calle Lamadrid al fondo. La habíamos elegido porque era una calle de tierra, donde terminaba el terraplén y rompía la vía del ferrocarril”, agregó el entrevistado quién puntualizó que “La casa tenía un galpón chico. Ahí se cavó un pozo, se hizo un cubículo que tenía una tapa. No parecía muy seguro, pero la idea era tenerlo unos días. La elección de Sylvester fue por el tema del frigorífico, no porque se tratara del cónsul inglés”.

El secuestro del gerente de 58 años que llevaba doce al frente de Swift generó una repercusión nacional. La Gendarmería Nacional y quinientos agentes de la Policía Federal al mando del comandante Agustín Feced y el inspector general Alberto Villar, respectivamente, desarrollaron una frenética búsqueda. Se rastrillaron los barrios de Roque Sáenz Peña, Saladillo y Stella Maris. Incluso se rastrillaron las viviendas de la vereda de enfrente a donde estaba Sylvester quién mantuvo la calma y dijo a sus carceleros “No va a pasar nada”.

SANTUCHO.

Durante los nueve días que duró el secuestro el ERP dio a conocer siete comunicados. En el del 27 de mayo dio a conocer sus exigencias para liberar a Sylvester. La empresa debía reincorporar a los ochocientos trabajadores cesantes, pagarles los salarios por el período desde entonces transcurrido, establecer un tope para la actividad productiva, poner fin a los malos tratos por parte de los jefes y distribuir veinticinco millones de pesos entre obreros, villas y escuelas a través de los referidos alimentos, frazadas y útiles escolares.


El hecho dio lugar a un cortometraje del cineasta Raymundo Gleyzer, desaparecido en 1976. En cuanto al momento del cumplimiento de los reclamos por parte de la empresa está la grabación del periodista Carlos Fechembach quién dijera: “Faltan instantes para las 15 horas. Hoy es viernes 28 de marzo de 1971. Estamos en uno de los patios frente a la planta del frigorífico Swift”. Luego ingresó a la planta y abrió uno de los bolsos a distribuir pasando a relatar su contenido. “He aquí uno de los bolsos con previsiones que va a ser entregado al personal: un kilo de arroz, una botella de aceite, leche entera en polvo y azúcar. Aparte le van a entregar dos frazadas a cada uno; 3.600 personas van a recibir en este momento cada bolso”, relató. Los medios hicieron notar la satisfacción de los que recibieron esos bienes. Sylvester fue liberado el 30 de mayo. Por su parte casi todos los partícipes de esa operación fueron muertos por la policía o desaparecidos durante la dictadura cívico-militar del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”.

La operación fue tan impactante que pasó a ser motivo de enseñanza en las escuelas de formación de cuadros de Cuba mientras el Departamento de Comercio de los Estados Unidos de América preparó un informe reservado en el que se manifiesta que “El ERP cultivó una imagen de Robin Hood robando sin derramamiento de sangre a empresas ricas y dándole a los argentinos necesitados”.

Fernando del Corro.

 

 

“¿DÓNDE ESTÁ TANCO?”: PROTAGONISTA OLVIDADO DEL LEVANTAMIENTO DE VALLE QUE SE SALVÓ DEL FUSILAMIENTO - infobae

UNA PIEZA FUNDAMENTAL DE LA CONTRARREVOLUCIÓN MILITAR PERONISTA. LOGRÓ ESQUIVAR LA REPRESIÓN Y SE REENCONTRÓ CON PERÓN EN EL EXILIO.

https://www.infobae.com

Por Facundo Giampaolo

12 de junio de 2021

A 65 años del fusilamiento del general Juan José Valle después del levantamiento contra la revolución fusiladora, hay un personaje que permanece en las sombras, pero que fue una pieza fundamental para la formación y organización de la contrarrevolución militar peronista. Este episodio, que finalmente fue controlado, había comenzado a gestarse unos meses antes. ¿QUIÉN FUE RAÚL TANCO Y QUÉ ROL DESEMPEÑÓ?

Durante el gobierno de Juan Domingo Perón, Tanco tuvo una larga trayectoria en la institución armada. Colaboró en la creación de Gendarmería Nacional y creó y dirigió la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral. También comandó la III división de Infantería y en septiembre de 1955 dirigía la Escuela Superior de Guerra.

“Después de la caída de Perón soy de los primeros en pedir mi retiro. Sabía lo que venía”, relató en un reportaje a la revista Así en los años 70, tras permanecer quince años en silencio. En septiembre de 1955, cuando se produjo el golpe contra Perón, Valle y Tanco compartían los pasillos del Ministerio de Ejército. Por esos días, los insurrectos amenazaban con bombardear La Plata y “cuando Valle, que era director de Ingenieros, dijo que lo hagan, que carguen con el peso de la historia, me di cuenta de cómo pensaba”, recordó Tanco.

Con el general Pedro Eugenio Aramburu como presidente de facto, ambos fueron detenidos en el barco Washington, donde comenzaron a organizar el movimiento revolucionario para poner fin a la dictadura. “Conversamos con el general Valle sobre todo lo que se había hecho por el país, que estaba siendo destruido por el nuevo régimen”, manifestó en sus memorias. “No nos entraba en la cabeza que las fuerzas armadas hubieran provocado su caída”. Luego de que los bajaran a tierra, Tanco continuó el encierro en su casa de General Guido, en la provincia de Buenos Aires, de la que logró escapar después de burlar a la vigilancia en enero de 1956. Valle lo había mandado a llamar para encontrarse en Avellaneda. “Me encuentro con Valle, que me interioriza de los trabajos realizados y me pinta un cuadro optimista. Me dice que ya está todo listo”.

En una reunión con otros coroneles, también se discutió el rol que jugarían los civiles en el levantamiento. Algunos opinaban que debía haber igualdad en la conducción, pero el segundo jefe de la rebelión explicó que “no la admitían por razones de seguridad: la conducción militar debía recaer en los militares; la parte política sería compartida con los civiles”. Muchos creían que el movimiento no debía salir a la superficie, sino que debía permanecer oculto, pero Tanco consideraba que era necesario difundirlo. “El único secreto era cuándo y cómo nos levantaríamos”, sentenció.

El plan era ejercer presión en los cuarteles para que ingresaran las fuerzas a la revolución. Luego se detendría a los jefes de las unidades militares, y nuevos jefes, designados por el movimiento revolucionario, se ocuparían de las unidades. En varios puntos del país, militares y civiles se preparaban para el levantamiento que buscaba derrocar a la Revolución Libertadora, como se retrata en la película Operación Masacre, basada en el libro de Rodolfo Walsh.

OPERACIÓN MASACRE

En la noche del 9 de junio, el Jefe de Policía de la provincia de Buenos Aires, Desiderio Fernández Suárez, encabezó un allanamiento en Florida e irrumpió en la casa del civil Juan Carlos Torres al grito de “¿dónde está Tanco?”. En ese domicilio se encontraban: Norberto Gavino, Nicolás Carranza, Mario Brion, Vicente Rodríguez, Francisco Garibotti, Juan Carlos Livraga, Juan Carlos Torres, Horacio Di Chiano, Carlos Lizaso, Rogelio Díaz y Miguel Ángel Giunta.

Fernández Suárez se dirigió hasta esa casa porque tenía la información de que allí se encontraba Gavino, que no era un militante más, sino que era el jefe civil de la Revolución Peronista de la zona norte de Buenos Aires y que, un día antes, había estado reunido con Valle y su estado mayor. Antes de llevarlos a todos detenidos, el Jefe de Policía le advirtió a Gavino que esa noche sería fusilado, pero éste lograría escapar, junto a Julio Troxler, Juan Carlos Livraga, Reinaldo Benavidez, Horacio Di Chiano y Miguel Giunta, echándose a correr cuando los efectivos de la policía los hicieron descender en los basurales de José León Suárez para ejecutarlos. Los que lamentablemente fueron fusilados por estar comprometidos con la revolución de Valle fueron Carranza, Brion, Garibotti, Lizaso y Rodríguez.

Mientras tanto, Tanco estaba en Avellaneda en una reunión en la casa de Jorge Daniel Paladino, que luego se convirtió en secretario general del Movimiento Peronista. Con un grupo de compañeros, entre quienes estaban Valle y Andrés Framini, aguardaban el desenlace. “Estábamos esperando la toma de la radio, que estaba instalada en una escuelita de Avellaneda. Pero quienes tenían a cargo esa misión, el coronel Yrigoyen, el capitán Costales, y otros civiles, fueron sorprendidos y tomados”. Buscaron la forma de localizar dónde se estaba luchando, pero las malas comunicaciones imposibilitaron que todos se reencontraran. “Por fin, conscientes de que habíamos fracasado, se da por finalizado el movimiento, cuando faltaba poco para la salida del sol”. Indignados por el desenlace y por la muerte de compañeros, se despidieron con un emotivo abrazo y decidieron separarse.

ASILO EN LA EMBAJADA DE HAITÍ

La intención de Tanco era cruzar a la Capital, pero el puente Pueyrredón estaba controlado por los militares. Con la ayuda de tres jóvenes, logró atravesarlo y el 14 de junio pidió asilo en la embajada de Haití, donde se encontraban otros doce compañeros. Pero para lograrlo, antes tuvo que engañar a las autoridades argentinas. Ese mismo día, Arturo Jauretche y otros más que estaban asilados en Uruguay hicieron ingresar a un hotel uruguayo a un hombre con una cédula falsa a nombre de Tanco. Estas noticias no tardaron en llegar del otro lado del Río de la Plata, motivo por el cual nadie sospechaba que el segundo jefe de la rebelión pudiera andar suelto por Buenos Aires.

Una vez en la embajada haitiana, el embajador Jean Brierre lo recibió y le dio un lugar en la biblioteca, donde pasó varios días leyendo “El derecho de asilo”. Al día siguiente, se reencontró con el coronel Fernando González, que también se encontraba pidiendo asilo y con quien se fundió en un abrazo. Jean Brierre informó al gobierno argentino que Tanco se encontraba en su residencia y, ese día por la tarde, el coronel Juan Constantino Cuaranta, irrumpió en la embajada junto a 20 hombres armados. En aquel momento, Madame Brierre, la mujer del embajador, comenzó a gritar: “Han invadido territorio haitiano”. Después los llevaron a la calle, donde Tanco presupone que querían fusilarlos, pero un colectivo lleno de pasajeros que pasaba por allí cambió los planes. Cuaranta ordenó que bajaran a todos e hizo subir a los asilados para llevarlos al cuartel del regimiento I de Infantería. Tanco fue aislado, pero por presiones de Brierre, fue dejado en libertad. Delante de los fotógrafos que se habían acercado, el embajador aseguró: “Hoy es un gran día para las Américas. Un país chiquito, de negros, como Haití ha logrado que se imponga el derecho sobre la fuerza”.

En sus memorias, Tanco sentenció: “Yo supe, desde un primer momento, que si fracasábamos Aramburu nos iba a matar. Se lo dije a Valle en una reunión en una casa de la calle Coronel Díaz”. Pero el jefe de la rebelión pensaba lo contrario. Además, Tanco atribuyó el final de la contrarrevolución a que el medio civil no estaba maduro y que “hubo muchas infiltraciones por la falta de discreción”. Pero lo que más destacó fue la falta de comunicación que existió entre ellos.

El general Raúl Tanco se mantuvo leal a Perón y, a fines de 1956, lo fue a recibir al aeropuerto de Caracas, donde se reencontraron y se dieron un cálido abrazo. Ambos, fervientes defensores de los valores democráticos, no se alejaron nunca de los ideales que siempre proclamaron. 

Facundo Giampaolo


 

 

“ASCO” POR EDUARDO ALIVERTI (29/6/2002)

 Uno le ha pegado mil vueltos al asunto y ha tratado de encontrar el modo de guardar esa elemental distancia que separo al análisis periodístico de la bronca más primaria. Y uno ha resuelto que esta vez no podrá ser. Porque podría pero, no quiere ni cree que deba. Hay un límite, que separa a las formas profesionales del mandato de las tripas. Y prefiere que algunas de los primeras se vean afectadas, si es que al cabo las segundas se sentirán más en su lugar. Menos retorcidas.

Uno va a violar, entonces, ciertos códigos de este oficio, escritos y no, como el no hablar en primera persona o el no referirse a colegas y autoridades en términos hirientes y hasta insultantes. Pero es que han declarado la guerra de manera oficial y ni uno ni nadie enfrento al enemigo con fuegos artificiales. Así que, sencillamente y en orden aleatorio:

Me dan asco los operadores de prensa, pero sobre todo los tilingos, las tilingas y las conciencias lobotomizadas que en medio de la sangre de un sistema atroz se pusieron a sacar las cuentas de la interna piquetera.

Me don asco los que tuvieron que esperar las fotos para decir que fue la Policía.

Me dan asco los que no entienden que siempre es la Policía.

Me das asco, Duhalde, vos y tu maldita mejor policía del mundo.

Me dan asco los que le piden a los manifestantes que salgan a cara descubierta, como si esto fuese la península escandinava y después no se usasen las identificaciones para entrar en los barrios y las casas y callarlos a palos.

Me das asco, Atanasof, vos y tu preparada de terreno de las últimas semanas paro asociar las movilizaciones al caos y cubrirte de las consecuencias de salir a matar.

Me da asco esa buchonería periodística que denuncia los palos y las piedras de los piqueteros, como si además de cagarse de hambre tuviesen que defenderse con una imagen de la Virgen.

Me das asco, Hadad.

Me da asco que haya que decir otra vez que no hubo errores ni hubo excesos.

Me dan asco los que se alarman por los locales comerciales hechos mierda, pero sostuvieron con su voto, durante una década, la política que destruyó a las pymes.

Me das asco, Grondono. Me dan asco los pelotudos que quieren una policía profesionalizada con sueldos de 400 mangos y después salen a pedir recortes en el gasto público.

Pero me dan más asco todavía los que suponen que en sistemas como éstos puede haber una policía que no sea funcional al sistema.

Me dan asco, mucho más asco que cualquier consiente hijo de puta, los imberbes que ni siquiera son capaces de asociar la represión, y el operativo de prensa que la preparó, con el operativo de reinstalar a Menem y a la dolarización como única salida frente al caos.

Me das asco, Ruckauf.

Me dan asco esos canallas del periodismo que aún después de ver el retrato de dos pendejos fusilados por la cana dicen muertos en vez de asesinados y disparate en vez de emboscada.

Me das asco, pequebú[1] venido a menos, donde quiera que estés, arriba de un taxi, escuchando la 10, asombrándote por la panza inflada de una nena tucumana, puteando porque están las calles cortadas por una manifestación que te impide llegar adónde, infeliz, a un trabajo que no tenés o a otro que vas a perder o a cualquiera donde te deslomás catorce horas por una miga de pan, o para pagar impuestos que sirven para pagarle al Fondo o para ahorrar unos papeles pintados que después te acorralan.

Me da asco que, si vivís a mate cocido y sos morocho y con pasamontaña no haya el derecho de reventar de furia en un puente o una ruta, pero si sos un ahorrista en dólares sí lo tengas para incendiar el frente de los bancos.

Me das asco, Daer. Vos también, Moyano.

Me da asco que si sos de la Verón te espere la muerte, y si lo aplaudís a Nito Artaza te espere una nota en la tele.

Reutemann, por lo menos hubieras vuelto a entrar segundo atrás de algún comunicado de tu partido condenando la masacre. Vos también me das asco.

¿Así que la Bonaerense puede ocupar el Fiordo para secuestrar gente y la Federal se puede meter en territorio bonaerense y los gases se pueden tirar estando cuerpo a cuerpo con los manifestantes, pero el Gobierno no tuvo nada que ver? Dan asco.

Yo también me doy un poco de asco. No soy capaz de recordar de memoria los nombres de los Santillán y los Costeki asesinados en Tartagal, en Corrientes, en Ushuaia. Es que son tantos, justamente, en medio de tanta cucaracha que sigue hablando de las balas perdidas que les pegan siempre a los mismos.

Disculpe algún espíritu sensible o alguna buena conciencia ideológica que se hayan sentido ofendidos. Es decir, si portan esas características no tienen por qué ofenderse de nada. Y mis tripas, francamente, se sienten mucho mejor. 

EDUARDO ALIVERTI

SÁBADO 29 DE JUNIO DE 2002


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[1]  “pequeño burgués”

EL VOTO DE LA MUJER - 70 AÑOS - GRACIELA LINARI EN "PALABRAS CON HISTORIA"

Hoy 11 de noviembre de 2021 se cumplen 70 años de la primera vez que las mujeres votaron en el país.

En Florencio Varela fueron 48 las "ciudadanas" - recién reconocidas como tales - que tuvieron el honor de ser designadas al frente de las 14 mesas electorales dispuestas en el Distrito.

Ellas fueron: Concepción Arisnabarreta, María Ayestarán, Isabel Andrade, Berta Belén, Francisca Blanco, Nelly Borelina, Marta Bruno, María Cameriere, Amanda Caparé, Judith Ceriani, Enriqueta de la Fuente, Elsa del Pino, Josefa Estévez, Sara Etchegaray, María Fariñas, Ema Gagliolo, Carmen Ganem, Angélica Francis, Dominga Gordillo, Zulema Insúa, Irma Landeta, María Leste, Lidia Larralde, Dorliza Magnasco, Ernesta Milanesi, Celia Menoyo, Nélida Mottel, Leonor Pagani. Dorliza Palacios. Haydée Olivares, Elena Robertazzi, Marta Romero. Dora Rosselli, Celia Sánchez, María Sáenz, Maria Stagliano, Magdalena Valls, María Van der Avila, Alicia Villar, Irma Etchart, Cándida Valls e Ida Bruni.
Mujeres pioneras, hacedoras de historia. Merecedoras de figurar en los anales de este pueblo en el que hundieron sus raíces, florecieron en vidas y legaron fruto y simiente.
Merecedoras, también, de que sus nombres sean evocados en un parque o en una plaza, entre flores fragantes y especies siempreverdes ...
por Graciela Linari

“DON JUAN MANUEL DE ROSAS Y EL RANCHO QUE SE MUDÓ EN CARRETÓN” POR TERESA ARIJÓN

PARA LA NACIÓN 11 DE JUNIO DE 2021

En 1987, la casona de adobe del Restaurador de las Leyes fue trasladada desde la estancia Los Cerrillos a San Miguel del Monte.

El rancho de Rosas en San Miguel del Monte. Trasladado en 1987 (Foto Estrella Herrera) 

UN MODELO DE CONSERVACIÓN DE LA HISTORIA

El nombre de Juan Manuel de Rosas se asocia a San Miguel del Monte, a su ejército de Colorados, y a los museos que allí pueden visitarse. Pero no todos saben que su célebre rancho fue protagonista de una hazaña de la ingeniería en 1987. Montado en un carretón de 120 ruedas hidráulicas, el rancho – de 5 m de ancho por 24 m de largo – recorrió 60 km desde su emplazamiento original en la estancia Los Cerrillos hasta su ubicación actual en el corazón de la ciudad. Varios días de viaje, a razón de cinco kilómetros por hora, para arribar al lugar exacto que ocupaba en 1774 el fortín de la Guardia del Monte.

Sus paredes de adobe, que el Restaurador mandaba pintar con leche y sangre de vaca para obtener el color rosa que tanto le agradaba, resistieron los embates del tiempo: es el único de su tipo que se mantuvo intacto (o casi). Cinco habitaciones en chorizo, cada una con su entrada independiente, sin cocina y sin baño como mandaba la época. Las dos primeras conservan los techos trenzados por indios pampas con pasto, tacuara y troncos de palmera. Hay que agacharse un poco para entrar: las puertas externas eran bajas para impedir que los indios entraran con caballo y todo cuando atacaban. Las bases de las ventanas están a la altura de las pantorrillas y los aleros permiten ver desde adentro hacia fuera, pero no a la inversa. Antes que rancho, era un atalaya.

El traslado en carretón del Rancho de Rosas fue una hazaña de la ingeniería ('Revisionistas' Foto Estrella Herrera)

RELIQUIA HISTÓRICA

En 1987, el Rancho de Rosas fue declarado reliquia histórica y donado a San Miguel del Monte por la familia Bemberg, entonces propietaria de la estancia Los Cerrillos. Los Bemberg pagaron el traslado, pionero en Sudamérica, cuya planificación y ejecución llevó varios meses. El Ing. José Blanco, que intervino en la difícil empresa, dice en un artículo del sitio revisionistas que “la palabra rancho, que se asocia habitualmente a una construcción muy precaria, no debe llamar a engaño. Lo que se erguía ante nosotros tenía una solidez y vocación de permanencia que lo asemejaba más a un monumento que a una casilla”. En el interesante relato cuenta Blanco cómo fue que lo pensaron. “Los norteamericanos ya solían por entonces mover casas enteras, pero en todo lo que conocíamos se manejaban con livianas estructuras de metal yeso y aglomerados, no el mastodonte que teníamos por estas pampas. Además, los recorridos eran cortos, más bien cambios de emplazamiento para despejar espacios”. Y sigue “Hace muchos años que mi madre me enseñó en la entrada de un supermercado que las bolsas pesadas y frágiles se toman desde abajo. Había pues que descartar de plano grúas tomando al rancho desde arriba. Pero introducir elementos por debajo de los cimientos no era fácil. Resultó claro, además, que había que multiplicar los puntos de apoyo, esto es conseguir un elemento intermedio entre los de izaje y la carga a elevar. Esto nos llevó a concebir una especie de chasis de hormigón armado que copiara por debajo la estructura de las paredes del rancho (debían ser entonces dos vigas longitudinales largas y siete transversales cortas). Le estructura debería ser lo bastante rígida como para tomar y elevar el conjunto sin afectar el rancho en la operación… Esto podía lograrse haciendo a las vigas transversales sobresalir un par de metros e introduciendo bajo sus extremos sendos gatos hidráulicos que se encargarían del trabajo”.

MANOS A LA OBRA

Una vez que estuvieron de acuerdo en cómo se haría, el primer paso fue excavar por debajo del rancho para deslizar tres vigas de hormigón y poner críquets hidráulicos debajo de las vigas para levantarlo. Hubo que apuntalarlo con tacos, nivelándolo a ojo, para evitar que las paredes se rajaran. Después, lo alzaron un metro y medio y colocaron debajo del carretón, especialmente construido para desplazarlo. Así llegó a pesar 140 toneladas. Y el peso duplicó el trayecto: 30 km por camino de tierra y otros 30 por asfalto para evitar un frágil puente de madera que ya no existe. Cuando por fin arribó a la esquina donde hoy se encuentra, las vigas quedaron enterradas y se convirtieron en cimientos.

Museo de la Guardia del Monte (Foto Estrella Herrera)

RESERVORIO

Hoy, el rancho guarda dos uniformes de los Colorados del Monte, peones devenidos milicianos que acompañaron a Rosas en su primera expedición al desierto en 1833, un puñado de tierra del saladero de Las Higueritas, también propiedad del Restaurador, marcas de yerra y fotocopias de manuscritos donde se aprecia su letra y su firma, y una divisa punzó que grita desde el fondo de la historia “¡Vivan los Federales! ¡Mueran los salvajes asquerosos unitarios!”. Hombres, mujeres y caballos estaban obligados a lucirla. Y si alguna dama caprichosa se rebelaba… los mazorqueros buscaban un poco de brea y le pegaban la divisa al cabello.


Justo al lado, el Museo Guardia del Monte ofrece un interesante contrapunto al rancho: sus piezas, donadas por familias de la zona, trazan una línea de tiempo que abarca desde la construcción de los fortines hasta los años 70. Inaugurado en 2001, hay cartas de personajes ilustres, una foto autografiada del presidente Perón, capelinas y bombines, cajitas de porcelana china, victrolas, tocadiscos portátiles, grabadores de cinta y hasta una réplica del sable corvo sanmartiniano… con un rulemán adosado a la punta de la vaina para evitar que rozara el suelo.

Nota e investigación Teresa Arijón* - Fotografía Estrella Herrera**

·         * Teresa Arijón nació el 09/11/1960. Premio Konex 2014. Poeta, traductora, editora y cronista de viaje. Publicó, en poesía: La escrita (1988), Alibí (1995), Orangutans (2000, con Bárbara Belloc), Poemas y animales sueltos (2005), Os (2008) y Óstraca (2011, poesía reunida). Otros títulos: Teoría del cielo (1992, con Arturo Carrera), El libro de las criaturas que duermen a nuestro lado (1997), Puentes/Pontes (2003, primera antología bilingüe de poesía argentina y brasileña contemporánea), El perro continuo (2009, con Manuel Hermelo), Otra línea de fuego (2009, quince poetas brasileñas ultracontemporáneas) y Teoría y práctica de la tragedia (2012). Tradujo a Daniel Defoe, P. D. James, Alexander Baron, Ivy Compton-Burnett, Virginia Woolf, Clarice Lispector, Hilda Hilst, Rubem Fonseca, Ana Cristina Cesar, Waly Salomão, Hélio Oiticica, Oscar Niemeyer, Armando Freitas Filho y Ferreira Gullar, entre otros. Desde 2013 codirige, con Barbara Belloc y Renato Rezende, la colección Nomadismos de pensamiento brasileño.

·         ** Estrella Herrera nací en Buenos Aires en 1984. Licenciada en Artes por la UBA, fotógrafa, cursó la maestría en curaduría en artes visuales en la UNTREF. En 2008, mediante una beca viajó a Brasil donde estudió arte en la Universidad Federal de Minas Gerais Junto a Agustina Triquell, creó en 2013 un proyecto estético relacional, una residencia móvil para artistas que utilizan la fotografía. Se llamó “NidoErrante”; porque se trataba de viajar como una condición de producción, como disposición a lo nuevo y “errante” porque estamos en constante movimiento. Como representante de este proyecto ganó una beca a la creación y otra a la formación del Fondo Nacional de las Artes. Desde el 2015 trabajo en la Revista Lugares, lo que le permitió conocer lugares que no imaginaba visitar algún día. En 2016 publicó con Asunción Casa Editora La fantasía de la fuga tiene forma de isla, un pequeño diario de viaje en la Isla de Pascua. Sus proyectos artísticos toman conceptos y temáticas propios de la ciencia para explorarlos poética y ficcionalmente a través de la fotografía. Con Campo Magnético ganó el primer premio del Festival Internacional de fotografía Verzasca, Suiza. En 2009, ganó el segundo premio del concurso Francisco Ayerza. Obtuvo la beca PAC foto en 2017 y fue seleccionada para participar de la plataforma MUFF del Centro de Fotografía de Montevideo. Durante 2015 y 2016 dictó talleres de rayogramas para niños y niñas en el C.C.K. Últimamente trabajó en una versión performática de su proyecto Sexto Continente, un viaje ficcional al mundo subterráneo de las cuevas.

 

 

 

  

BELGRANO Y EL CACIQUE CUMBAY - 2020 AÑO DEL DR. DON MANUEL BELGRANO

 

Por la Asociación Belgraniana de Morón

En los días subsiguientes se celebraron fiestas en honor del ilustre visitante incluyendo una gran parada militar. Cumbay no se mostró sorprendido, y ante la consulta de Belgrano respecto a los ejercicios que había observado contestó: “con mis indios desbarataría todo eso en un momento”.
Junio de 1813: Estando en Potosí Belgrano, recibe la visita del Cacique guaraní Cumbay.
Hacia 1813, Belgrano gozaba de una gran popularidad entre los indígenas del Alto Perú y sus zonas de influencia. Las comunidades que adherían a la causa revolucionaria lo respetaban y admiraban y muchos de los líderes deseaban conocerlo. Tal era el caso de Cumbay, un célebre cacique ava guaraní (chiriguano como los denominaron despectivamente los incas) con actuación muy importante desde fines del siglo XVIII como adversario de los españoles. Se presentaba con el título de Mburubicha guasú o Capitán Grande, vivía en las proximidades del Chaco paraguayo. Era ardiente partidario de la Revolución, por la que combatió en Santa Cruz de la Sierra, siendo herido de un balazo, pero jamás había querido entrar en las ciudades ni tener contacto alguno con "la civilización". Lo rodeaba un halo enigmático, haciéndose ver poco, oculto en sus selvas, desde las cuales organizaba sus tácticas bélicas contra las tropas realistas.
Al enterarse de la llegada de Belgrano y su ejército a Potosí, Cumbay gestionó una entrevista con el general, a la que este accedió gustoso. Una de las crónicas de aquel encuentro afirma que el gran cacique arribó al cuartel general acompañado por su intérprete, dos hijos menores y una comitiva-escolta de 20 flecheros con carcaj a la espalda, arco en la mano izquierda y una flecha envenenada en la derecha.
El gran cacique venía a caballo y al llegar junto a Belgrano desmontó, mirándolo fijamente durante largos minutos, luego de lo cual dijo a través de intérprete “que no lo habían engañado y que según el rostro de Belgrano, así debía ser su corazón”. El general le ofreció un caballo ricamente enjaezado y con herraduras de plata, desfilando después ambos en medio del ejército formado. Al pasar frente a la artillería, le previnieron al jefe indígena que tuviese cuidado con el caballo, porque iban a disparar en su honor, a lo que replicó “que nunca había tenido miedo a los cañones”.
La despedida estuvo colmada de obsequios y atenciones mutuas, entre las que se destacó un gran uniforme que regaló el general al cacique, acompañado de una bella esmeralda incrustada en oro, para que pudiera utilizar a modo de tembetá, el tradicional adorno característico de los guaraníes, que los guerreros llevaban colocado entre el labio inferior y el mentón. Cumbay no fue menos en su gentileza, poniendo a disposición de Belgrano dos mil de sus hombres (kereimbas, guerreros) para pelear a su lado contra los realistas.
Siete años más tarde, ya muy enfermo, Belgrano moría en la más extrema pobreza, producto de su entrega incondicional al proceso independentista, mientras su amigo Cumbay seguía peleando codo a codo junto a los patriotas en las selvas del Gran Chaco. Ambos habían escrito una página que aún hoy los honra: estar unidos tras una causa común, más importante que cualquier interés personal.
Más tarde se lo alojó con toda magnificencia, habiéndole preparado una cama digna de la autoridad que era, pero Cumbay dio entonces a sus huéspedes una lección de humildad al rechazar los lujos y dormir esa noche sobre el apero, respetando así la costumbre ancestral de no ser más que sus hombres.

‎ Difusión Antr. Mónica Cereda Asociación Historiadores Los Quilmeros
Secretaria de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes
Quilmes, 20/6/2020

EL BOMBARDEO DE PLAZA DE MAYO - 16 DE JUNIO DE 1955 – 67 AÑOS

Dr. Eduardo Luis Duhalde (5/10/1939 - 3/4/2012) Pocas veces en la historia mundial miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la co...